. Nos queda de Rafaelito, para siempre, su eterna sonrisa, su buen humor, su risa franca, abierta, y expontanea, igual a la de su Mami, su sociabilidad, su don de gentes, su gratitud, su pulcritud, su inteligencia y su sencillez que nos demuestra, una vez mas que la felicidad no esta en la riqueza, los grandes placeres, sino en las cosas simples como el las distrutaba: una comida sencilla, la musica, el baile, un muñeco, un reloj, una camiseta, un jean o unos zapatos, una caricia, admirar un niño o una niña, y una mascota como su recordado perro chau chau, Zimba. Nos deja su energia, su espiritu, su bondad y ternura, su ejemplo de fortaleza y resistencia al dolor y los quebrantos de salud. Hasta luego Rafaelito, te queremos, no te olvidaremos y sabemos que no nos olvidaras y nos estaras acompañando y animando por el resto de nuestras vidas. Gracias por haber sido parte de estas. Adalberto Agudelo